domingo, 1 de noviembre de 2009

Alquiba Teatro.

Alquibla Teatro. Bodas de sangre. Foto: cortesía Teatro Avante

Para Antonio Saura, Bodas de sangre es ”uno de esos textos que envenena, que te entra por la sangre y hasta que no lo experimentas y lo sufres no consigues recuperar la vida”. Esta fue la razón principal por la que el teatrista español decidió arriesgarse a que la compañía que dirige, Alquibla Teatro, revisitará una obra tan conocida y emblemática de Federico García Lorca.

”Queríamos profundizar en el origen del odio y la violencia, en la pasión que se desprende de una mujer que comete el acto transgresor de abandonarlo todo, una boda recién celebrada, para huir con el hombre que realmente desea”, dice Saura, que consideró que este año, en que Alquibla celebra su 25 aniversario, era el momento ideal para representar una obra que exige un elenco experimentado, como los actores de la compañía, que poseen la formación y la trayectoria para convertirla en una gran experiencia.

Esta versión de Bodas de sangre está a cargo de José Ramón Fernández, según Saura, ”una de las firmas más autorizadas de la dramaturgia española actual y gran conocedor de la obra de García Lorca”. ”Él ha conseguido ajustar la esencia surrealista y poética de la obra. Contamina el surrealismo del tercer acto a toda la pieza”, destaca el director.

La propuesta de Fernández sitúa toda la acción en la mente de la madre, en ese último instante de su vida en que recuerda los sucesos trágicos ocurridos hace años. ”Ese instante se desarrolla en un tiempo de 90 minutos [los que dura la obra]. Al ubicarlo en ese momento, está bañado por la poesía surrealista de Federico, lo que hace [la puesta] más bella y emocionante para el espectador”, describe Saura.

Fernández trabajó con Saura para reelaborar escenas que sobre todo requieren multitud de actores para su representación, como la de la boda, a la que asisten muchos invitados. Regresan las actrices que interpretaron el año pasado a las tres hermanas de El día más feliz de nuestra vida. Esperanza Clares es la Novia; Lola Martínez, la mujer de Leonardo, y Susi Espín, la Muchacha de la Tierra. Esta última también interpreta a la luna de Lorca, “ese personaje fatídico que ilumina a los enamorados cuando quieren huir”.

Un aljibe preside la escena. ”El agua es la fuente de vida y también una referencia a la muerte por asfixia”, dice Saura, que considera que a veces los personajes se sienten como si se ahogaran en un pozo lúgubre y sombrío. Una mecedora, en la que a ratos se sienta la Madre, representa el estado de descanso de ésta. Y por último, la cuna es donde se supone crecerán las nuevas generaciones que no tendrán motivos para nacer víctimas del odio y la venganza ancestral en que viven los personajes de la historia.