jueves, 29 de octubre de 2009

"Sueño con esta obra desde los 16"


Domingo 25 de octubre de 2009


Sofía Waisbord está a punto de cumplir un sueño. Protagoniza desde el miércoles Bodas de sangre, de Federico García Lorca, bajo la dirección de Luis Moya, un director joven que aceptó el desafío de la actriz que recibió el Premio Podestá 1997.

Luis Moya nació en 1983 en Arroyito. Estudió teatro en la Universidad Nacional de Córdoba, vivió dos años en París y cuando volvió, a fines de 2008, se encontró con el largo sueño de Sofía.

“Cuando hacíamos Chantecler, Chantecler, Luis estudiaba teatro. Mientras estuvo en París nos mantuvimos en contacto. Tenemos una amistad”, comenta la actriz en comunicación con este diario.

Hay cosas que no tienen explicación. Sofía no sabe por qué la obra la flechó cuando era una jovencita que todavía no había salido de Salta. “La vi con López Lagar en el personaje de Leonardo. Me enamoré de él y de Lorca. Siempre quise hacer el personaje de la madre. Cuando volvió Luis (Moya) le dije que él iba a dirigir la obra. Convoqué a actores a mi casa, formamos un grupo. La cosa se iba haciendo cada vez más grande. Ahora no sé si es lo que he soñado. Yo imaginé un casamiento de pueblo, pero esto va a ser otra cosa, aunque no cambiamos ni una coma del original”, comenta. Los demás actores, a medida que estudiaban la obra, se enamoraron de las palabras de Lorca.

Moya cuenta que quedó deslumbrado con la personalidad de Sofía y su capacidad para comunicarse con los jóvenes. “Conocía la obra porque la había estudiado en la escuela. Me encontré con el clásico que ha sido puesto tantas veces en escena, y con el grupo de Tío Vania. Entonces busqué un Lorca que no sólo esté presente entre las personas de más de 40. Quiero que lo vean los jóvenes y personas de otras disciplinas”, dice el director. El desafío fue hacer que ese texto fluyera, sin cortes entre escenas.

“Imaginé personajes sobre carros; a Sofía que entraba y salía de escena, pero sabía que era difícil proponérselo. Como respetamos el texto original, la obra se convirtió en la gran producción, con 38 personas”.

El rasgo que se sugiere posmoderno está dado por esas estructuras móviles que diseñó Sebastián Sánchez, una maquinaria que accionan los bailarines. “Me preguntaba cómo conservar la rigidez social que plantea Lorca, con la mujer encerrada en su casa y ese texto en 2009, que quiebre el espacio lorquiano”, dice Moya. Los bailarines son el sujeto colectivo de la fiesta y el bosque viviente por donde andan la Luna y la muerte.

Despliegue urbano. A principios de octubre, el elenco realizó intervenciones urbanas. “Quería que hicieran un ejercicio de máxima concentración, para reforzar la cuarta pared (que separa la escena del público). Realizamos un ensayo en la explanada del Cabildo y una acción con carruaje en el Paseo del Buen Pastor, para contagiar al público y generar expectativa”, explica. Esta versión escénica de Bodas de sangre incluye lo operístico, a cargo de Andrea Grillo, así como flamenco en vivo, bajo la supervisión de María José, la cantaora, y con la actuación de Mariel Benavídez “La Castaña”, bailaora.

Mientras tanto, Sofía no pierde oportunidad de regalar su humor inconfundible. “En enero cumplo 89. Como sé que estoy más cerca del arpa..., antes de irme voy a hacer Bodas de sangre. Siento una gran alegría y les digo a mis compañeros de elenco, que me cuidan demasiado, que no me hagan sentir una inútil”, concluye.


Beatriz Molinari
De nuestra Redacción
bmolinari@lavozdelinterior.com.ar